¡Queridísimo lector!
Dentro de unos días acabará esta primera etapa contrarreloj del máster. Dejaré de compartir mis horas lectivas con compañeros de otras especialidades para dar paso al apasionante mundo de la metodología y didáctica de la Lengua y la Literatura castellana.
Quiero, con esta última entrada al blog, adelantarme a la sesión de clausura de la clase de Procesos educativos diciendo que no tengo ningún objeto personal que me acompañe desde pequeña.
No tengo amuletos, no tengo peluches que me acompañen allende los mares, no tengo un recorte de periódico del 25 de marzo de 1991. Vivo a base de recuerdos y déjame decirte, que los tengo todos enlatados.
Uno de los mayores regalos que tengo de mi infancia es que tuvieron la posibilidad de capturar momentos en fotografías y vídeos y hoy, con esta entrada, os voy a mostrar algunos objetos con especial significado para mí.
Mini Alba pelo rizado en el Campo Grande
En los años 90, el auge de las cámaras fotográficas, permitió a mis seres queridos crear verdaderas obras de arte encuadernadas en álbumes que bien merecen un premio.
Obras maestras de los 90
Te asombrará saber, querido lector, que soy protagonista de una película "Las aventuras de Alba", que algún día pasaré a un formato moderno para poder compartir con mis hijos, sobrinos o perros. En ella podemos ver a una miniyo muy "pispoleta" hacer las delicias de familiares y viandantes. Muy en mi línea.
Las fotografías han sido algo que me ha acompañado siempre. Algo que disfruto extremadamente es poder encontrar personas a las que les guste capturar momentos. Momentos que no paisajes, ojo.
My little Paca (Marta)
Con la llegada de las RRSS pude compartir con mis amigos (y no tan amigos) todas mis fotografías, mis sentimientos y mis post en la mejor red social que ha existido ever: TUENTI. Allí he mostrado mi cara más choni y mi transición a persona normal. Gracias modas por cambiar, gracias sociedad por hacerlo posible.
ReSHuLona
Para finalizar, y perdóname el tostón, quiero compartir algo todavía más íntimo:
Oleo sobre lienzo
Esta fotografía está tomada el día que conocí a la persona más mágica que existe. Este día, conocí al hombre de mi vida. No me digas por qué, pero en ese momento supe que se convertiría en parte esencial y complementaria de mi existencia.
Desde ese 13 de abril de hace muchos años no ha habido un solo día en que no nos hayamos dado los buenos días, un solo día en el que hayamos dejado de ser MAPS (mejores amigos para siempre). Ha sido y es mi faro y mi grúa. Es mi mejor motivador.
Ambos hicimos nuestras vidas, por separado, dándonos la oportunidad de crecer, de madurar, de elegir, de experimentar, de no olvidar.
Justamente esto último fue lo que nos hizo intentarlo, la fuerza sobrenatural que lleva a dos personas a jugar con el destino y darse la oportunidad de conocerse desde otra perspectiva, alcanzando el grado máximo de confianza, compartir una vida, un futuro.
Hemos dado pasos muy certeros y con los cimientos bien asentados, estamos construyendo un futuro, que podrá ser más alegre o más oscuro pero lo que tengo claro es que será juntos.
Obvio, dije SÍ
Te cuento todo esto porque al igual que en casa de mis padres hay álbumes de fotos llenos de recuerdos, comencé a llenar de fotografías con Darío nuestro propio álbum. Fotografías y recuerdos, porque cada fotografía tiene a pie de página escrita una anécdota o frase de ese momento, por aquello de desbloquear los recuerdos en el futuro.
No soy una loca de las fotos, solamente quiero que, si algún día me falla la memoria, pueda tener a mi alcance cosas que me acerquen a cualquier tiempo pasado, que no siempre tuvo por qué ser mejor, pero seguro que siempre fue disfrutado.
Con una lagrimilla en el ojo derecho te dejo, querido lector. Ha sido todo un placer.
