domingo, 3 de octubre de 2021

Actividad 5. En medio de la dificultad reside la oportunidad. (Albert Einstein)



¡Querido curioso!

Estos días en clase hemos hablado, compartido y debatido sobre las medidas y objetivos que España se va marcando para mejorar nuestro sistema educativo. Como entenderás, estas cuestiones no están sacadas de una chistera et voilà! sino que son producto de un montón de informes, expertos, aprendizajes, etc. 

Con tu permiso, voy a hablar de una urgencia en la educación que tuvo su reflejo en el documento Plan de acción del Ministerio de Educación 2010-2011 y de cómo la LOMLOE va a tratar (digo va porque aún tenemos que ver cuáles son los frutos de esta nueva ley que sembramos) de solucionarla. 

Pues bien, creo que coincidiremos en lo importante que es, no solo para evitar el fracaso escolar sino también para generar refuerzos positivos y planes de acción desde más temprano, la detección de personas con dificultades.  

¿Por qué? Porque las dificultades pueden ser de muchos tipos, y si no conocemos el origen, no podremos ayudar al alumno y sus familias a buscar la mejor manera de solucionarlo. Sufrimiento, frustración y pensar "es que no valgo" son cosas que surgen cuando no se actúa a tiempo. 

¿Que el profesor tiene que atender a ratios elevados de alumnos por clase? Sí. ¿Que es importantísimo conocer a tus alumnos y escucharles y observarles atentamente? Sí. A nadie nos gusta que se nos trate como a un número por lo que no hagas lo que no quieres que te hagan. 

Uno de los objetivos que se marcaron en ese Plan de Acción del Ministerio de Educación, el número 2 para ser más exactos, tiene que ver con "la equidad y la excelencia". Este objetivo busca el desarrollo máximo de las capacidades del estudiante. 

¿Cómo? 

Con orientación, programas de refuerzo para el alumnado con dificultades, con trabajo coordinado de todo el profesorado para detectarlas y con la creación de una cultura de autoevaluación para el propio alumno.

Hoy, en 2021, 10 años después de la publicación de estas medidas, la LOMLOE trae consigo una serie de acciones en diferentes niveles para contribuir a que ninguna persona se quede atrás. 

¿De qué manera?

Con orientación temprana y con comunicación. La observación y el trabajo de profesores y orientadores en este punto es fundamental para poder trasladar a las familias cuáles son los puntos fuertes y las áreas de mejora de sus hijos y qué propuestas se plantean para hacer que el alumno alcance el nivel esperado y evitemos estar hablando de fracaso escolar.

    • Al finalizar 2º de ESO, se facilitará a las familias o tutores un consejo orientador con un informe del grado de logro de los objetivos del alumno y de adquisición de competencias. Además se incluye una propuesta con la opción más adecuada para el alumno para el segundo ciclo de la secundaria.
    • Se recuperan los programas de diversificación curricular para aquellos alumnos que no estén en condiciones de promocionar a tercero con el fin de reforzar y reconducir. 
    • Se propondrá desde el centro a los tutores la incorporación del alumno a un ciclo formativo de carácter básico, por el cual, el alumno recibe un título de Técnico Básico en la titulación correspondiente. 
    • Aunque no se obtenga el título, se expedirá una certificación académica en la que se hace constar los ámbitos superados y con correspondencia dentro del Catálogo Nacional de Cualificaciones. 
    • Los alumnos en cuarto, recibirán pauta orientativas para facilitar la elección del Bachillerato o Formación Profesional que elijan. Además de los ya conocidos Bachilleratos de ciencias y tecnología, humanidades y sociales, artes se incluye el bachillerato general, para aquellos alumnos que no tengan clara su orientación los siguientes años. 
Como ves, el objetivo es claro, no dejar a nadie atrás. Todo el mundo vale y prevalece el promover acciones para que cada cual encuentre su lugar, revalorando además, las opciones de Formación Profesional disponibles dentro de nuestro ámbito educativo. 

Podríamos hablar de controversias, tipos de educación, experiencias propias, críticas a las leyes educativas, inestabilidad del Sistema Educativo... de lo que quieras, pero lo que está claro es que existen oportunidades y varias opciones diferentes a lo que, los que somos un poco más mayores, ya conocíamos. 

Te invito a echar la vista un poco atrás: ¿recuerdas cómo fue tu etapa en el instituto?, ¿qué opciones teníais tú y tus compañeros?, ¿fuiste correctamente asesorado u orientado?, ¿conoces a alguien que se quedó atrás?

Te leo

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2 comentarios:

  1. Bueno, así de explicada la reforma me parece consecuente con aquél alumno que por sus capacidades, actualidad social o incluso interés lleve una calificación y cualificación que le sirva en su futuro laboral. Durante décadas y con sistemas totalmente anquilosados no se detectaban estas cosas en el alumnado. Debería incorporarse al quórum del centro formativo la posibilidad de "medir" o detectar las aptitudes antes que las actitudes del alumno. Fuera del entorno escolar pueden haber situaciones que malogren el desarrollo de lo académico. Me refiero claramente al entorno socio económico que no debería obstaculizar el descubrimiento del talento de la persona.

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  2. Siendo de principios del 90, tengo experiencias encontradas en este tema: habiendo salido de un barrio obrero, la mayoría de mis compañeros de Primaria y ESO acabaron haciendo grados formativos (medios y superiores). Durante mi etapa de Bachillerato, ya en un instituto de la zona centro, con compañeros y compañeras provenientes de familias más ‘acomodadas’, existía la necesidad de matricularse en carreras universitarias, en grados de reconocido prestigio. Quedarse atrás no era opción, era resignar a tu futuro. No existía la posibilidad de seguir un camino formativo en grados superiores o en emprendimiento.

    De ambas partes, me siento más identificado con la primera: una sociedad plural, en la que nadie se quede atrás y todo joven tenga una alternativa interesante encima de la mesa desde temprana edad. Con transparencia – no todos podemos ser astronautas – pero con empatía.

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